viernes, 19 de agosto de 2016

Maritza le pone el estilo

Maritza Tomlinson Baugh no fue de esas niñas que aprendió a poner un cuadro o acomodar bien los espacios de la casa por un mandato del patriarcado o por un rol falsamente asignado a las mujeres. Encontrar el lugar exacto para cada objeto y visualizar cómo moverlo dentro de un área fue el don con que nació y que, años más tarde, devino su pasión por la decoración.
Graduada de Artes Escénicas en el Instituto Superior de Arte, estudió exhaustivamente la escena teatral. Sin embargo, en 1995, víctima de un peritaje médico, se vio obligada a retirarse del mundo de las tablas. En ese entonces, sin dejar de lado los conocimientos adquiridos, los sueños y las pasiones, se adentró en el universo de los hogares para decorar con su estilo cada rincón.
“Comencé de manera muy ingenua, pero poco a poco me fui haciendo imprescindible para algunas personas y amistades que buscaban mis criterios y opiniones. Eso hizo que empezara a profesionalizarme”, confiesa. De boca en boca, su trabajo llega a los lugares más inhóspitos y hoy cuenta con un equipo que ejecuta proyectos en viviendas y otras instalaciones.
Esta emprendedora revela que el arte de decorar consiste en poner en orden o mover armónicamente los elementos, para tener como resultado un ambiente atractivo y bello. En su quehacer, adora hacer cuartos porque le encanta ver las camas llenas de cojines y almohadas, o vestir con cortinas aquellos ventanales donde la madera o el hierro pueden resultar agresivos a la vista.
En esa actividad encuentra no pocos tropiezos relacionados, principalmente, con las posibilidades económicas de quienes la contratan. Declara que, en ocasiones, la clientela quiere hacer muchas cosas pero no siempre cuenta con el dinero suficiente. Sin embargo, hay quienes tienen objetos maravillosos e incluso valiosísimos pero están muy mal ubicados y cuando se reorganizan la inversión es mínima.

“La decoración es una profesión de lujo en cualquier lugar del mundo. En nuestro país el escenario se hace más complejo, pues confluyen necesidad, gusto y deseo y, en ocasiones, los deseos son más grandes que las posibilidades. Sin embargo, a pesar de las limitaciones, se ajustan las economías individuales para lograr un pedacito del hogar medianamente disfrutable. Hay quienes prefieren reducir presupuesto en necesidades vitales como vestir y comer, para tener una cama, un cuadro bonito o un cojín. Por lo general, la gente piensa que se necesitan muchos recursos, pero el cambio no necesariamente tiene que ver con la economía, sino con la disposición de los objetos”, detalla.
El desconocimiento de este tipo de actividad caracteriza a la empresa de decoraciones en Cuba, además de que la carencia de materias primas dificulta que exista una mayor diversidad de productos.
A esos retos se enfrenta diariamente esta emprendedora, a quien la ausencia de algún insumo le impone nuevos desafíos creativos. Para ella, las restricciones del mercado no significan el fin o la imposibilidad de realizar un trabajo.
Nuevas tendencias
Frente a la fuerte tendencia minimalista que hoy se reproduce en muchas casas o ambientes de trabajo, ella se siente totalmente caribeña y defiende esa cultura a ultranza. La inclinación a reducir lo esencial, las estructuras organizadas solo con elementos imprescindibles y la utilización de blancos y negros caracteriza el minimalismo en cuanto a interiores se refiere.
Tomlinson Baugh explica la importancia de complacer al cliente pero, de la misma manera que satisface sus necesidades, reconoce que nuestra gente es temperamental, vibrante y nuestra cultura está llena de colores y movimientos.
De allí que se sienta identificada con un estilo que se acerca más al Caribe. Comenta que la combinación del negro y el blanco es hermosa, pero siempre es preciso añadir un color que acentúe y rompa con la tranquilidad de esa mezcla que, en el caso del interiorismo,  puede ser con cualquier otro accesorio.
“El minimalismo resulta económico, pero siento a veces que somos extremistas. En algunos espacios vamos a la nada y me pregunto cómo se siente una persona en tales condiciones. Es como estar aislado. No quiere decir que no lo entienda o que no lo pueda poner en práctica, pero yo soy todo lo contrario”, indica.
¿Arte de mujeres?
Cuando se habla de la decoración de interiores, se asocia en el imaginario social como un empleo exclusivamente femenino. Tomlinson Baugh considera que los presupuestos que sustentan esa idea están relacionados con los roles que tradicionalmente desempeñan las mujeres dentro del hogar. Son ellas las que generalmente realizan los cambios, arreglos y se responsabilizan con la organización de la casa, y esa es la razón por la que se crean estigmas y estereotipos.
En contra de cualquier mandato que asocie únicamente a la mujer con este arte, Maritza reconoce la presencia de hombres en este oficio e incluso señala que, en una sociedad donde predomina la cultura machista, ha llegado a lugares en los que ellos sugieren las ideas o ponen el punto final a la decoración.
Dirigir con estilo

A cargo de un grupo de hombres que forman su equipo considera que, en el también arte de dirigir, han sido importantes la disciplina y el respeto, cualidades que  forman parte de su herencia familiar.
“Ser disciplinada y organizada me permite  llegar a la calidad que quiero como resultado de mi labor y mi equipo tiene bien claro eso. Trabajo con un grupo de profesionales con la suficiente experiencia para ejecutar un proyecto que quede bien, pues soy del criterio de que el cliente no puede descubrir que algo está mal. Ese es mi principio y como ellos lo conocen y hay respeto mutuo, todo fluye bien”, apunta.
Estar siempre en la posición del consumidor final y velar porque el producto tenga las condiciones óptimas es otro de sus preceptos. En su faena vela porque todos queden satisfechos y que con el paso del tiempo cada elemento decorativo preserve la calidad.
Futuro prominente
El escenario económico que hoy caracteriza a la isla demuestra la capacidad de emprender y crear que tienen las cubanas. “El futuro de este oficio, igual que el de cualquier otro, será prominente en la medida que respetamos a los demás más allá de beneficios económicos. En el camino se enfrentan
muchos retos, no siempre agradables o con resultados positivos, pero hay que seguir”, destaca.
Pese a las adversidades y la inexistencia de un mercado mayorista que permita a cuentapropistas adquirir las materias primas, todos los insumos que emplea en su trabajo los adquiere en el mercado nacional, aunque parezca ficción. Su genialidad está en utilizar objetos que se suelen desechar y convertirlos en grandes obras, como un reciente cuadro que confeccionó con alambres encontrados en un basurero. El día que abandonó el mundo teatral para adentrarse en los espacios vitales de cada persona a la que ha prestado sus servicios, Maritza Tomlinson Baugh no imaginó cuánta satisfacción traería a su vida este emprendimiento que llena de color y alegría una casa. El deleite de que sus clientes llamen otra vez, ver sus cortinas o cojines cuando ha pasado el tiempo, encontrar intactas las habitaciones que una vez vistió o hacer amigos por doquier son las motivaciones que le impulsan a continuar.
Cambiar los espacios y mover los objetos seguirá siendo el regalo con el que vino al mundo, el don con el que también otros aprenderán a mirar, sentir y amar sus hogares de forma diferente.

viernes, 24 de julio de 2015

Emprendedoras a domicilio

Entre contoneos y pregones andan ciertas mujeres; urbanas por su trabajo, rurales por sus costumbres. Poco se sabe de dónde vienen o a dónde van las voces incógnitas que irrumpen en la ciudad, sin lugar ni hora.
Algunos escuchan su cantar a intervalos y llaman sin desenfado a estas emprendedoras, cuyos nombres se pierden, se disuelven, se dilucidan en otros muchos: “compañera”, “aguacatera”, “dulcera”, “mami”, “mimi” o qué sé yo cuántos más. Otros prescinden de su trabajo y no escatiman en poner delante de sus puertas “POR FAVOR NO MOLESTE” o “EN ESTA CASA NO SE COMPRA NADA”.
Al lugar más inhóspito llegan sus señales, que son también las del boniato, el plátano macho, la malanga o la ensalada de estación que pregonan con su infatigable voz. Señales de la papa, el aguacate o la fruta de temporada que montan en sus hombros y cargan con sus brazos. Poco les alcanza el tiempo para los cotilleos o las entrevistas porque estas Cenicientas deberán volver al campo antes de que sus carrozas se vuelvan calabazas.
Parten desde muy temprano de sus pueblos nativos y sin detener la marcha andan de un lado a otro hasta que, por fin, se agote la mercancía. Van caminando, a veces corriendo, huyendo quizás del inspector que les sigue los pasos. Unas llevan arreglados sus papeles, mientras otras se enfrentan al riesgo constante de ser acechadas por la ley.
Su jornada, en la que ni siquiera nos detenemos a pensar, no está siempre plagada de momentos felices. Ellas atraviesan las distancias para que de este lado se comparta el alimento que nos da vida. En sus mochilas cargan hortalizas y vegetales, en sus hombros el peso de una familia a la que hay que dar de comer y vestir. Algunas reciben el apoyo de otras mujeres que les brindan sus casas como almacén para que el pregón se haga más ligero, otras se van acompañadas para que el peso sea más liviano.
Tal vez sean hombres, sus parejas, los responsables del cultivo o la cosecha; sin embargo, son ellas eslabón imprescindible en la cadena productiva. No solo propician que el fruto de la tierra llegue a las puertas de cada hogar o que las ganancias caigan en algún bolsillo para que el ciclo comience otra vez. Son medio de transporte, gestoras de ventas, comunicadoras, caminantes sin fin, emprendedoras rurales en espacios urbanos.
No siempre se les ve a ellos en estas funciones, en las que la presencia femenina se hace notar. Para los hombres el campo ha reservado otros roles que devienen costumbre y estereotipos: velar por el cultivo, recoger la cosecha, administrar el dinero.
Bien conoce estos avatares una mujer que anda por mi barriada. Veintidós años laborando en el sector educativo no le han alcanzado para llevar la responsabilidad de su casa y mantener una familia integrada por sus dos hijas y un esposo. Ella maestra y él camionero, unen esfuerzos para salir adelante, así que semana tras semana ella emprende el viaje desde las afueras de la más occidental de las provincias para traer dulces en conserva hasta la capital.
Confiesa que ella es la responsable de esas delicias, cuya elaboración comienza cuando termina la jornada en el Círculo Infantil donde trabaja.
Cuenta cómo se levanta cada fin de semana a las 2 y 30 de la madrugada y toma un transporte que la trae hasta la gran urbe. En ocasiones arriba a las 6 y 15 de la mañana y, sentada en la parada del ómnibus, espera hasta el amanecer para entrar con su carisma y sencillez al domicilio de cada cliente. Otros hombres y mujeres del poblado donde vive la proveen de la pulpa del mango, el coco rallado o la guayaba en cascos para ganar en tiempo, aunque pierda ganancias.
La sonrisa no se le destiñe, a pesar del peso que carga y que atenta contra su salud. Su meta más inmediata es terminar de construir su casa combinando el crédito que solicitó al banco con las ganancias del trabajo que realiza por cuenta propia.
No regresa a su Pinar querido hasta que se aligera el peso de la mochila, el bolso o la jaba que trae encima. Parada en la carretera, puede que llegue el ocaso y no el transporte que la llevará de vuelta. Allí puede vérsele con el orgullo de ser maestra de aquel lado del archipiélago y con la entereza de ser, de este otro, una de esas emprendedoras a domicilio.

jueves, 25 de junio de 2015

Una gorda con sentimientos

Fotos cortesía de Danza Voluminosa
La obesidad ha significado, por momentos, sentimientos de exclusión en la vida de Maylin L. Daza Padrón. Esa condición, más allá de estereotipos y prejuicios sociales, la ha llenado también de momentos felices y de realización personal.
Esta cubana de la barriada de Playa reconoce la obesidad como un problema de salud y no como un impedimento profesional para las personas que la padecen.
Cuenta que desde muy pequeña le gustaba el baile y agarraba un salvavidas y una saya como si fuera un tutu. Sin embargo, matricular en una escuela de danza se convirtió en una utopía, pues nunca faltaron quienes dijeron: "Ella, gorda… ¿qué bailarina va a ser?".
La realización de ese sueño llegó a su vida casi por casualidad y de forma tardía. Se recuperaba de una operación a la que había sido sometida, cuando un amigo le comentó de la existencia de un grupo donde todas las bailarinas eran obesas. Así llegó a la compañía Danza Voluminosa, dirigida por el coreógrafo Juan Miguel Mas, aun cuando sus familiares y amigos no lo creyeron. Con 21 años se enfrentó a esa quimera, convertida también en reto y, aunque carecía de una enseñanza artística, tuvo el lujo de compartir al lado de importantes figuras como el maestro Ramiro Guerra, fundador de la danza moderna en Cuba, con quien tuvo el primer encuentro profesional.

Con una sonrisa en los labios, cuenta que muchos de los personajes que le ha tocado interpretar son mujeres cuyo final es la muerte. Es el caso de Fredie, en la obra "Fredie, una Mujer que Canta"; Ofelia en "Dulce agua" o la muchacha que se mata de tanto comer en "Una muerte dulce". Pero esas escenas de tragedia no opacan la felicidad que se asoma a su rostro, especialmente cuando se refiere a "Carmen", obra que escogería para descubrir el maravilloso mundo, aún desconocido para ella, de una función de ballet clásico. La carcajada retorna, ahora cuando recuerda la ocasión en que bailó el" pax de quatre" de "El lago de los cisnes", del que todavía conserva el tutú.
Un mundo no tan redondo
Maylin no solo enfrenta el desafío de bailar con su cuerpo voluminoso. Ser obesa ha colocado la discriminación frente a sus ojos. El mundo no ha sido tan justo y equitativo para las mujeres como ella: las que no caben en el asiento de la guagua o no entran por la puerta, las que necesitan dos sillas plásticas en la cafeterías o más amplitud en los asientos estrechos, las que no van al cine porque no entran en las butacas o enel avión precisan de dos cinturones, como le sucedió a una de sus compañeras durante un viaje de la compañía a Colombia.
A las limitaciones estructurales de un planeta que no es para gordas se suman los prejuicios y las representaciones que sobre ellas se construyen en el imaginario social. Más volumen significa el caos para cobardes que, con frecuencia, ponen delante de los bueyes la carreta y sin escrúpulos alertan: "¡No te sientes ahí!", como si fueran a romper sus muebles; quienes no vacilan en soportar el peso de las palabras y las miran diciendo: "¡Cómo come!", los que pecan por la avaricia y no paran su taxi en las calles pensando que el espacio de dos será ocupado por uno, o las personas cuyo verbo necesita alzarse para hacer notar un chiste o piropo de mal gusto.
El diseño de modas no queda al margen. Pocas soluciones ha encontrado para las mujeres obesas de este archipiélago. De difícil cataloga Maylín esta problemática, cuya solución consiste en bajar de peso, pero ellas existen como parte de lo diverso y una vez que existen ¿acaso no merecen ser tenidas en cuenta?
Diseñadores, compradores y otros profesionales del arte del vestir defienden sus discursos individuales y parecen no ponerse de acuerdo para que, finalmente, llevar la ropa adecuada no se haga una tragedia para esta y otras mujeres como ellas, obligadas a comprar 10 o 15 piezas cuando sacan el ejemplar más grande de ropa interior.
"A veces sacan el mismo vestido de diferentes colores y tú no te vas a comprar el mismo modelo. Cuando voy a las tiendas trato de buscar algo que me sirva, pero la ropa que venden para nosotras parece ropa de vieja y no hay quién se la ponga. En otras ocasiones dependo de amistades que me traigan vestidos ajustados a mi cuerpo", comenta.
En sus confesiones también hace notar que las personas que importan ropa de otros países con frecuencia señalan que no se producen tallas grandes. Con total desenfado manifiesta: "tienen que producirse porque gordos hay en todos lados".
Cierta añoranza se asoma en su rostro cuando habla de cómo las tiendas recicladas salvaron a mucha gente en su misma condición; sin embargo, es un recuerdo del pasado, puesto que los locales destinados a ese fin han ido despareciendo.
Como bien hace valer Maylin, la solución no siempre está en sus manos. Ella y otras mujeres son parte de una sociedad a la cual se le dificulta el acceso a muchas cosas porque no las hay. Entonces, la única alternativa pareciera ser entrar en cintura o ponerse lo que aparezca.
Cerrando el círculo
Para esta cubana --que bien mereciera un rostro de habanera de Servando Cabrera-- no cuentan los obstáculos con los cuales a diario tropieza por el hecho de ser gorda. En el baile ha encontrado su realización, más allá de los estereotipos. Formar parte de la compañía Danza Voluminosa habla por sí sola de una mujer que ha superado complejos, ha aprendido a quererse y apreciar su cuerpo, sin prejuicio alguno. Por eso añora tener junto a su grupo, al cual considera una gran familia, una sede en la que también puedan ayudar a elevar la autoestima de otras personas.
Amante de su isla, su Habana y el mar que la rodea, Maylin tiene entre sus metas seguir bailando, llevar una vida más sana y conocer otros lugares del mundo. Danzar no ha sido solamente su mayor reto, es un amor y un sueño que hizo realidad.

viernes, 22 de mayo de 2015

¿Cómo llegar a fin de mes?

No pocos vericuetos encuentran las mujeres de esta isla para, económicamente hablando, llegar a fin de mes. Cual magas de los hogares, ellas tienen que innovar para que el cronómetro de sus carteras y bolsillos no marque 00:00.
Remesas familiares, realización de trabajos por cuenta propia, manutención por parte de terceros y distribución de los gastos en el seno de la familia son algunas de las soluciones que encuentran las cubanas. Bien se arreglan madres, hijas, nietas y abuelas para ejercer la aritmética en una compleja cuenta donde se resta y divide por encima de sumas y multiplicaciones. Sin embargo, solo en el quehacer cotidiano aprenden a administrar, distribuir y controlar sus finanzas y la de sus hogares, aun cuando en muchos núcleos sean hombres los proveedores por excelencia o quienes aportan los ingresos de mayor peso.
Xenia Rodríguez, jubilada del Instituto Superior de Arte, confiesa que las remesas que recibe de su familia en el exterior le han permitido no solo asumir los gastos de la casa, sino también disfrutar de las actividades y excursiones que se organizan en la Casa de Desarrollo del Adulto Mayor de su comunidad. Reconoce, además, cuán útiles han sido los conocimientos que de niña recibió en la escuela gracias a la asignatura Educación para el hogar. En esta materia, aunque se les enseñaban oficios tradicionalmente ejercidos por mujeres, cada estudiante recibía un salario "X" y un Diario de Submayor para desglosar y organizar los principales gastos de una casa: alimentación, alquiler, otros insumos e incluso ahorros.
A M.D., periodista y comunicadora, le cuesta muchísimo llegar a fin de mes. Su estrategia se basa en dejar el dinero en la tarjeta magnética y, cada cierto tiempo, tomar solo lo necesario. "Pero ni creas que siempre me da resultado", señaló.
Para Sofía D. Iglesias, madre de un niño de dos años y medio, los ingresos en su casa van en conjunto, pues entre ella y su esposo no se diferencia el dinero... "primero, pagar todas las cuentas: luz, teléfono, gas, manutención de la hija de mi esposo y chequera del círculo. Luego hacer la compra de víveres, cárnicos, vegetales, aseo de casa y personal. Si necesitamos algo en particular que haya sido planificado sale de primero y con el resto vamos viviendo cada vez que salimos a la calle", puntualizó esta joven.
En un sondeo realizado por el colectivo de Mujeres Emprendedoras en la red social Facebook, varias cubanas refirieron cómo se las arreglan para llegar a fin de mes. Aunque no vacilaron en considerar la interrogante como una broma, algunas de las encuestadas indicaron que ni siquiera poseen una estrategia para la organización de su capital. "Durante la segunda quincena del mes, mi atención se centra en buscar alguna alternativa para llegar al final", expuso una de las internautas. Hacer y vender kakes, recibir ayudas de algún familiar o planificar las compras del mes fueron otros de los criterios socializados en el chat del conocido portal web.
La planificación y organización de la economía individual y colectiva es todo un reto del que no es posible desprender el distanciamiento que hoy se produce en Cuba con respecto a los bajos ingresos y la diversidad de gastos en necesidades básicas e imprescindibles para la organización de la vida cotidiana.
Pese a que no existe una fórmula establecida para llegar a fin de mes o se carece de una educación financiera en los distintos niveles de enseñanza, muchas de estas mujeres se las ingenian para estirar el dinero. Controlar el presupuesto mediante una agenda o libreta es una de las alternativas de algunas jefas de hogar. Ese instrumento les permite controlar y evaluar con mayor facilidad el nivel de ingresos y gastos y, de esta manera, realizar los ajustes oportunos y fijar las prioridades.
Aunque el ahorro es una práctica compleja en nuestro contexto, es otra de las maniobras a seguir si se enfoca como una recompensa o pago que se hace a sí misma todos los meses.
"Yo lo que hago es priorizar las cosas y guardar dinero para imprevistos", comentó otra de las consultadas, asumiendo la importancia que la creación de fondos para situaciones de emergencia tiene en la planificación. Estos momentos que, muchas veces, se escapan de la mano, pueden estar asociadas a la rotura de algún electrodoméstico, la enfermedad de algún familiar o la pérdida de un trabajo y, generalmente, aparecen en los momentos menos oportunos. Por ello resulta pertinente, siempre que sea posible, contar con un colchón de dinero al que se pueda recurrir de manera inmediata.
Otra situación que impacta en la economía son las deudas que se generan por causa de compras relacionadas con insumos de la casa, reparaciones o accesorios de vestuario. No solo se debe revisar cuál es la idea que individualmente se tiene en relación con el dinero prestado o el coste que este puede tener, también considerar que en ocasiones existen facilidades para comprar ahora y pagar después, pero las condiciones no siempre son las mismas. Asimismo, resulta necesario identificar que una deuda es buena cuando se adquieren bienes o servicios que puedan aumentar su valor con el paso del tiempo, de forma que en el futuro valgan más que su precio inicial. Las deudas malas son todas aquellas que se contraen para adquirir bienes que no son imprescindibles o que no pueden permitirse.
Entre comentarios y vericuetos para organizar la economía propia y la de sus hogares transcurre cada mes en la vida de las mujeres. Cubanas que andan por nuestras calles y por las redes, que sonríen ante la interrogante, que se quedan lelas, que gastan, que ahorran, que son mantenidas, que tienen o no estrategia alguna. Cubanas que priorizan, organizan y hasta inventan para que cada mes llegue a su fin.

lunes, 11 de mayo de 2015

PEOPLE, VANIDADES, COSMOPOLITAN… !ESAS NO SON CUBANAS!



Las que no sean de talle gracioso,
de andar salamero, con gracia especial: ¡esas no son cubanas!
Autor: Ignacio Piñeiro
Intérprete: Barbarito Diez[i]
 

Nuevos mecanismos de distribución, nuevos formatos y un atractivo diseño caracterizan a las publicaciones que emergen en el paquete de la semana. VISTAR, VENUS, GARBOS, PRETEXTO, PRIMAVERA, LA NAVE o LA REVISTA NEGRA se unen a la familia de magacines que nacen de proyectos concebidos fundamentalmente por jóvenes. Dan a luz como resultado de una necesidad: promover o dar a conocer productos, servicios y opciones que están omisos o bien perdieron el colorido en las más conocidas revistas cubanas. 

Aunque no todas se articulan con una misma línea temática si les unen presupuestos que nuestras más antiguas publicaciones parecen haber dejado al margen. Consecuencia, tal vez, de los avatares económicos, las limitaciones del Período Especial o las ideas de equipos creativos y consejos editoriales donde la costumbre fue más fuerte que el amor de ajustarse a los nuevos tiempos.

Los nuevos magacines bien han sabido vestirse a la moda de la época actual apoyándose en las múltiples posibilidades que las tecnologías de la información y comunicación ofrecen en la distribución y el consumo de contendidos, procurando cuidar sus elementos visuales y de diseño y apoyándose en las oportunidades de la publicidad comercial. Hacen también más atractivos sus mecanismos de retroalimentación y responden a las necesidades de un segmento de mercado ávido de propuestas más refrescantes.

Innegable resulta su carácter novedoso, sin embargo, no todo es feliz en este mar de innovaciones jóvenes. Cual Vanidades que llegaran a Cuba el discurso visual y verbal que en algunas se plantea homogeneiza la imagen de la mujer tomando como resortes modelos foráneos que no se ajustan a la realidad social y cultural de la isla.

Para las muchachas de cualquiera de estas páginas están claros los supuestos de cómo ser una chica de revista. Así lo corrobora una convocatoria de VENUS en la que no faltan glamour, belleza, buena presencia física y juventud como requisitos indispensables.

La moda propone un único estilo que privilegia a una élite en el diseño de vestuarios y excluye a las pasaditas de peso. Las tendencias y accesorios Cristian Dior o Louis Vuitton que se insertan en LA NAVE dan al traste con las cubanas de a pie.

Otro aspecto destacable al hojearlas es el hecho de que las mujeres continúan siendo un producto de lo estético. Los contenidos que en forma de consejos se sugieren son únicamente afines con el cuidado del cabello, el cutis, las uñas y otras partes del cuerpo. Las lectoras de estas revistas querrán parecerse no a sus homólogas cubanas sino a las grandes estrellas del cine, la moda, la música y otras figuras internacionales a través de las que se construyen estereotipos de belleza.

Por encima de cualquier precepto ético o estético lo importante será articularse con los públicos consumidores. No se vacila en romper las matrices que definen nuestra cultura y construir una subcultura que de manera hipodérmica coloca en primer plano el modelo de vida anglosajón.

En los espacios dedicados a la promoción de nuevos negocios no faltará la joven atractiva ícono de una publicidad sexista que le coloca siempre en el lugar más vendible.

Estos magacines también  identifican nichos de mercado que sagazmente saben utilizar. Hasta las adolescentes tienen un espacio en PRIMAVERA, la revista de la quinceañera cubana, sin embargo, las secciones y contenidos son reiterativos una vez que se comparan con el resto de las publicaciones. Aquí queda explícito de que ese momento, comúnmente conocido por “Los 15”, se convierte en una mercancía de la publicidad cuyos principales consumidores son los familiares quienes doblegan esfuerzos para satisfacer a las jovencitas atrapadas por la pluralidad de productos y servicios que ofrece un negocio en constante crecimiento y desarrollo. De la misma manera la intención comercial de esta gran empresa se disfraza con mensajes inclusivos haciendo ver en sus anuncios promocionales que hasta las chicas Síndrome de Down pueden celebrar sus 15 años.

Si de sexualidad se habla parece que a las lectoras de VENUS solo conciernen los temas relacionados con las fantasías sexuales o el tamaño del pene de los hombres. Y cuando se polemiza sobre si es el sexo femenino un sexo débil, en PRETEXTOS no hay fórmula más simple que referir algunas de las más poderosas mujeres del 2014, fachadas de los ejes de poder político, transnacionales e industrias culturales. 

En GARBOS no faltan las columnas dedicadas a la decoración de interiores en las que también se pierde sintonía con las objetivas realidades económicas de las cubanas. Sin embargo, su aproximación a temas de género destaca la intención de un equipo que va adquiriendo madurez en el tratamiento de problemáticas asociadas a las mujeres desde una visión fresca y agradable.

De esta manera transcurre con desenfado el nacimiento de una u otra revista en las que cada equipo editorial ventilará la última verdad. Hoy en el paquete semanal pero mañana en páginas de un magacín impreso conquistarán la atención de miles de públicos para los cuales tal vez será invisible la importación de una imagen, discursos, modelos de vida, estereotipos y sueños al estilo PEOPLE, COSMOPOLITAN o VANIDADES que en nada se igualarán a las cubanas de Ignacio Piñeiro.            






[i] Fragmentos del tema musical: “La perla del Eden”

viernes, 20 de febrero de 2015

¿Y dónde están las heroínas?




Las mujeres quedaron fuera de nuestros billetes. Para Celia solo reservaron la marca de agua apreciable únicamente cuando el papel se coloca a trasluz. Me he preguntado si es acaso una política del banco o si se cree que será ese un hecho pecaminoso. Lo indecente consiste, precisamente, en la omisión. Camilo, el Che, Martí, Maceo, Céspedes o Calixto García parecieran los únicos gigantes de la nación. Hasta el internacionalismo está presente con la figura de Gómez. El hecho aún era remediable y de pronto aparecen Frank País, Ignacio Agramonte y Mella en los billetes de alta denominación.

La historia, machista y patriarcal, también ha dispuesto quiénes son los héroes porque hasta a Santiago de Cuba, le hemos asignado incoherentes construcciones del idioma como esa de Ciudad Héroe. ¿Y dónde están las heroínas?

No son ellas para la Wikipedia personas famosas por sus hazañas. Heroína según la enciclopedia libre y hasta para nuestra ECURED se refiere únicamente a la droga derivada de la morfina. Y la Real Academia de la Lengua Española pareciera una vergüenza cuando les define a ambos.

Para las heroínas alude:
1. Mujer ilustre y famosa por sus grandes hechos.
2. f. Mujer que lleva a cabo un hecho heroico.
3. f. Protagonista de una obra de ficción.

Y respecto a los héroes la Academia tiene mucho más que hablar
1. Varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes.
2. m. Hombre que lleva a cabo una acción heroica.
3. m. Personaje principal de un poema o relato en que se representa una acción, y especialmente del épico.
4. m. Personaje de carácter elevado en la epopeya.
5. m. En la mitología antigua, el nacido de un dios o una diosa y de una persona humana, por lo cual le reputaban más que hombre y menos que dios; como Hércules, Aquiles, Eneas, etc.

Pero sin desvirtuarme del tema me pregunto una y otra vez ¿dónde están las heroínas? Cuántas de ellas no habrán sido dignas de tan alto honor y quedarán anónimas; las que permanecieron en la manigua cuidando a los enfermos, las que perdieron a sus hijos en la guerra o arriesgaron sus vidas para que la patria fuera libre. De cuántas mujeres no se ha llenado este pueblo que hasta por quienes cuentan la historia y los héroes de nuestros billetes han sido opacadas.  

Quién normó su ausencia del papel o de las monedas donde solo aparecen el Che y Martí. Acaso no merecían también ese lugar Ana Betancourt, Amalia Simoni, Rosa la Bayamesa,  Mariana Grajales, Lidia, Clodomira, Melba, Vilma, Haydée o hasta la propia Celia casi imperceptible.

¿Dónde están esas mujeres? Quiero verlas, sentirlas enérgicas y que alcen su voz desde esas historias no contadas, desde esas vidas llenas de dolor y orgullo, desde el busto o la estatua donde algún niño pone una flor, desde la escuela que lleva su nombre. A veces pienso que hasta en el papel van siendo olvidadas.